28 de marzo
Poco a poco teníamos que ir volviendo hacia Tehran. Habíamos decidido prolongar el alquiler del coche y pasar de la capital. Así ya sabemos que habrá un próximo viaje: nos quedarán cosas por ver, y no pocas.
Volviendo hacia el noreste nos dirigimos hacia Takab, y cogimos el único atajo sin asfaltar de todo el viaje. No era bueno para nada el camino, pero tampoco fue una tortura, y las vistas merecían la pena.
Llegamos a nuestro objetivo del día a tiempo para buscar un parque. Encontramos dos, uno muy cutre y otro mucho mejor, completo con diversas atracciones, entre otras una piscina de bolas.
Takab
Rangi Hotel
Upper Enqelab St.
Tel. 0482 522 3179
1'260'000 riales por una habitación triple
El dueño habla bien inglés.
29 de marzo
Cerca de Takab se encuentran las ruinas de Takht-e Soleiman, que significa "trono de Salomón" pero en realidad ni es un trono ni es de Salomón, sino un templo zoroastriano del siglo III. Cuando los árabes intentaron invadir esa zona de Persia, los persas les dijeron que eso era el trono de Salomón para que lo respetaran. No me acuerdo si funcionó el truco.
Justo antes de Takht-e Soleiman está el volcán de Zendan-e Soleiman, también un lugar sagrado zoroastriano ya que rendían culto a las montañas y a los elementos fuego, aire y agua. Fuego ya no había pero aire sí, y mucho, y hacía tanto frío que dudamos si escalar la montaña. Al final metimos Irene en la mochila y no tardamos mucho en alcanzar la cima. Vale la pena por las vistas y para quienes quieran ver un volcán con un agujero de verdad, como uno se lo imagina.
Luego fuimos al muy cercano Takht-e Soleiman, que está construido alrededor de un lago que es al mismo tiempo una fuente de agua con un contenido muy alto en sulfuro.
Para pasar la noche, seguimos hasta Zanjan. No había nada que ver, pero fuimos a cambiar dinero en un centro comercial lujosísimo y a tomar helados de chocolate buenísimos.
Sepid Hotel
Emam Khomeyni Ave. cerca de Esteghlal Sq.
0241 322 68 82
La empleada de la recepción hablaba bien inglés y estaba harta de trabajar allí. A los diez minutos de llegar ya había sacado té y fruta y me había preguntado cómo pedir un visado para trabajar en España. Le dije que mejor escoger otro país.
30 de marzo
Cerca de Zanjan, recomendaba la guía visitar Soltaniyeh, especialmente el mausoleo de Oljeitu. Aparcamos cerca y como los niños estaban dormidos, afronté yo el frío polar que hacía aquel día y me fui a ver el templo. Me encontré con esto:
Pero no os creáis que me hicieron descuento por no poder verse nada...
Chema pasó del templo y seguimos hasta Qazvin, donde habíamos decidido pasar las dos últimas noches para ir al aeropuerto desde allí sin tener que entrar a Tehrán.
Hotel Iran
Azadi Sq.
0281 222 88 77
habitación triple 1'500'000 riales
Allí vimos los primeros turistas extranjeros desde hacía mucho tiempo (aparte de un grupo de japoneses en Takht-e Soleiman, en cuya ocasión me preguntaron si los niños eran también japoneses), una pareja de belgas que también llevaba un mes y también iban a pasar de Tehrán.
Ya estaban los niños cansados de coche y de visitas, así que en esos dos últimos días sólo fuimos al bazar, comimos patatas fritas y dimos paseos a carrito de caballo.
Como veis, no hacía calor. Una mención especial al nuevo bazar de Qazvin, que abrió sus puertas por primera vez en los días que estuvimos. Tiene la estructura de un bazar antiguo pero la construcción es nueva con una iluminación preciosa de noche. Incluso encontramos un puesto de churros.
31 de marzo
Nos quedaba algo de dinero y estábamos pensándolo desde hace unos días...
¿Compramos una alfombra?
Pensábamos en todas las complicaciones posibles que se nos podían dar, como pagar una tasa astronómica para sacarla del país, estar detenidos en España y pagar una multa, que sea demasiado grande para meterla en el avión... Al final fue muy rápido y no hubo más problemas que pagar 75 euros de sobrecarga en el aeropuerto. Para los interesados, pagamos 10 millones de riales, unos 250 euros, para una alfombra de 2,5 x 3,5 metros (lana y sintético). Nos la doblaron y la ataron con una cuerdecita, luego en el aeropuerto la envolvimos en plástico en las máquinas que hay ahora para envolver las maletas.
Aprovechamos para recomendar Ganjineh Carpet en Qazvin (http://ganjinehcarpet.com/en/), que aún sin hablar nada de inglés nos atendieron de maravilla.
Si hay alguien que lee el persa, ¿nos podría decir qué estilo es?
1 de abril
Teníamos que llegar al aeropuerto alrededor de las 7 de la mañana para salir a las 9, y habíamos puesto el despertador a las 5, ya que teníamos que recorrer otros 150 km hasta el Imam Khomeyni Airport. Pero como Leo empezó a dar botes en la cama a las 4h30, nos levantamos y salimos para allá.
MENOS MAL...
Fue una vuelta espectacular. Ya habíamos visto durante el viaje que los iraníes no son muy atentos al detalle en cuanto a carteles. Pero no habríamos pensado jamás que no habría ningún cartel para el principal aeropuerto del país.
¿Pero dónde está el cartel? ¿Dónde está? Ah... ya estamos al otro lado de Tehrán. Sólo había indicaciones para unas calles que, por supuesto, no venían en nuestro mapa. Preguntamos a dos personas que nos dijeron de seguir los carteles para la calle Hammat (apuntar por si os pasa), y dijimos que si veíamos un taxi, le pagamos para que nos llevase. Y eso hicimos, paramos un taxi cuyo conductor parecía no haber dormido en días y que nos llevaba a 70 por la autopista. A los dos minutos de seguir el taxi, ahí estaba, ¡el cartel para el aeropuerto!
¿Y qué hace el taxi? ir para el otro lado...
Chema salíó a regañarle y cuando entramos a un peaje le adelantamos, y nos siguió un rato, tal vez esperando que le diésemos más dinero.
Pronto íbamos a llegar y nos faltaba llenar el depósito. Está claro que con la racha que llevábamos no nos podía pasar otra cosa que en ese país donde hay una gasolinera cada 100 metros, no encontrásemos ninguna en unos 60 km. Un milagro que no nos quedaramos sin gasolina antes de llegar al aeropuerto.
Devolvimos el coche sin problema, incluso nos regalaron el depósito de gasolina, y conseguimos facturar la alfombra, así que íbamos ya más relajados.
Pero la gota que colmó el vaso fue la aduana, donde no sólo nos hicieron cambiar de fila unas cuatro veces porque cerraban para tomar el té, sino que también nos quisieron multar por quedarnos un día más. Y ya era la hora de embarcar. Por suerte me pude quejar al jefe de la policía del aeropuerto y todo se resolvió sin más problemas.
Una foto que le hace ilusión a Chema si la pongo:
Y ya está, aquí cierro este blog. Tal vez ahora que me he lanzado empiezo otro para contar mis aventuras, no menos apasionantes, con las administraciones españolas y alemanas.
Un beso a todos y para los que quieran viajar a Irán, estamos aquí para contestar a todas las preguntas. Si queréis visitar un país precioso, seguro y relajado, con gente encantadora y paisajes variadísimos, ir a Irán.
Poco a poco teníamos que ir volviendo hacia Tehran. Habíamos decidido prolongar el alquiler del coche y pasar de la capital. Así ya sabemos que habrá un próximo viaje: nos quedarán cosas por ver, y no pocas.
Volviendo hacia el noreste nos dirigimos hacia Takab, y cogimos el único atajo sin asfaltar de todo el viaje. No era bueno para nada el camino, pero tampoco fue una tortura, y las vistas merecían la pena.
Llegamos a nuestro objetivo del día a tiempo para buscar un parque. Encontramos dos, uno muy cutre y otro mucho mejor, completo con diversas atracciones, entre otras una piscina de bolas.
Takab
Rangi Hotel
Upper Enqelab St.
Tel. 0482 522 3179
1'260'000 riales por una habitación triple
El dueño habla bien inglés.
29 de marzo
Takht-e Soleiman
Cerca de Takab se encuentran las ruinas de Takht-e Soleiman, que significa "trono de Salomón" pero en realidad ni es un trono ni es de Salomón, sino un templo zoroastriano del siglo III. Cuando los árabes intentaron invadir esa zona de Persia, los persas les dijeron que eso era el trono de Salomón para que lo respetaran. No me acuerdo si funcionó el truco.
Justo antes de Takht-e Soleiman está el volcán de Zendan-e Soleiman, también un lugar sagrado zoroastriano ya que rendían culto a las montañas y a los elementos fuego, aire y agua. Fuego ya no había pero aire sí, y mucho, y hacía tanto frío que dudamos si escalar la montaña. Al final metimos Irene en la mochila y no tardamos mucho en alcanzar la cima. Vale la pena por las vistas y para quienes quieran ver un volcán con un agujero de verdad, como uno se lo imagina.
Luego fuimos al muy cercano Takht-e Soleiman, que está construido alrededor de un lago que es al mismo tiempo una fuente de agua con un contenido muy alto en sulfuro.
Para pasar la noche, seguimos hasta Zanjan. No había nada que ver, pero fuimos a cambiar dinero en un centro comercial lujosísimo y a tomar helados de chocolate buenísimos.
Sepid Hotel
Emam Khomeyni Ave. cerca de Esteghlal Sq.
0241 322 68 82
La empleada de la recepción hablaba bien inglés y estaba harta de trabajar allí. A los diez minutos de llegar ya había sacado té y fruta y me había preguntado cómo pedir un visado para trabajar en España. Le dije que mejor escoger otro país.
30 de marzo
Cerca de Zanjan, recomendaba la guía visitar Soltaniyeh, especialmente el mausoleo de Oljeitu. Aparcamos cerca y como los niños estaban dormidos, afronté yo el frío polar que hacía aquel día y me fui a ver el templo. Me encontré con esto:
Pero no os creáis que me hicieron descuento por no poder verse nada...
Qazvin
Chema pasó del templo y seguimos hasta Qazvin, donde habíamos decidido pasar las dos últimas noches para ir al aeropuerto desde allí sin tener que entrar a Tehrán.
Hotel Iran
Azadi Sq.
0281 222 88 77
habitación triple 1'500'000 riales
Allí vimos los primeros turistas extranjeros desde hacía mucho tiempo (aparte de un grupo de japoneses en Takht-e Soleiman, en cuya ocasión me preguntaron si los niños eran también japoneses), una pareja de belgas que también llevaba un mes y también iban a pasar de Tehrán.
Ya estaban los niños cansados de coche y de visitas, así que en esos dos últimos días sólo fuimos al bazar, comimos patatas fritas y dimos paseos a carrito de caballo.
Como veis, no hacía calor. Una mención especial al nuevo bazar de Qazvin, que abrió sus puertas por primera vez en los días que estuvimos. Tiene la estructura de un bazar antiguo pero la construcción es nueva con una iluminación preciosa de noche. Incluso encontramos un puesto de churros.
31 de marzo
la alfombra
Nos quedaba algo de dinero y estábamos pensándolo desde hace unos días...
¿Compramos una alfombra?
Pensábamos en todas las complicaciones posibles que se nos podían dar, como pagar una tasa astronómica para sacarla del país, estar detenidos en España y pagar una multa, que sea demasiado grande para meterla en el avión... Al final fue muy rápido y no hubo más problemas que pagar 75 euros de sobrecarga en el aeropuerto. Para los interesados, pagamos 10 millones de riales, unos 250 euros, para una alfombra de 2,5 x 3,5 metros (lana y sintético). Nos la doblaron y la ataron con una cuerdecita, luego en el aeropuerto la envolvimos en plástico en las máquinas que hay ahora para envolver las maletas.
Aprovechamos para recomendar Ganjineh Carpet en Qazvin (http://ganjinehcarpet.com/en/), que aún sin hablar nada de inglés nos atendieron de maravilla.
Si hay alguien que lee el persa, ¿nos podría decir qué estilo es?
1 de abril
la vuelta
Teníamos que llegar al aeropuerto alrededor de las 7 de la mañana para salir a las 9, y habíamos puesto el despertador a las 5, ya que teníamos que recorrer otros 150 km hasta el Imam Khomeyni Airport. Pero como Leo empezó a dar botes en la cama a las 4h30, nos levantamos y salimos para allá.
MENOS MAL...
Fue una vuelta espectacular. Ya habíamos visto durante el viaje que los iraníes no son muy atentos al detalle en cuanto a carteles. Pero no habríamos pensado jamás que no habría ningún cartel para el principal aeropuerto del país.
¿Pero dónde está el cartel? ¿Dónde está? Ah... ya estamos al otro lado de Tehrán. Sólo había indicaciones para unas calles que, por supuesto, no venían en nuestro mapa. Preguntamos a dos personas que nos dijeron de seguir los carteles para la calle Hammat (apuntar por si os pasa), y dijimos que si veíamos un taxi, le pagamos para que nos llevase. Y eso hicimos, paramos un taxi cuyo conductor parecía no haber dormido en días y que nos llevaba a 70 por la autopista. A los dos minutos de seguir el taxi, ahí estaba, ¡el cartel para el aeropuerto!
¿Y qué hace el taxi? ir para el otro lado...
Chema salíó a regañarle y cuando entramos a un peaje le adelantamos, y nos siguió un rato, tal vez esperando que le diésemos más dinero.
Pronto íbamos a llegar y nos faltaba llenar el depósito. Está claro que con la racha que llevábamos no nos podía pasar otra cosa que en ese país donde hay una gasolinera cada 100 metros, no encontrásemos ninguna en unos 60 km. Un milagro que no nos quedaramos sin gasolina antes de llegar al aeropuerto.
Devolvimos el coche sin problema, incluso nos regalaron el depósito de gasolina, y conseguimos facturar la alfombra, así que íbamos ya más relajados.
Pero la gota que colmó el vaso fue la aduana, donde no sólo nos hicieron cambiar de fila unas cuatro veces porque cerraban para tomar el té, sino que también nos quisieron multar por quedarnos un día más. Y ya era la hora de embarcar. Por suerte me pude quejar al jefe de la policía del aeropuerto y todo se resolvió sin más problemas.
Una foto que le hace ilusión a Chema si la pongo:
Y ya está, aquí cierro este blog. Tal vez ahora que me he lanzado empiezo otro para contar mis aventuras, no menos apasionantes, con las administraciones españolas y alemanas.
Un beso a todos y para los que quieran viajar a Irán, estamos aquí para contestar a todas las preguntas. Si queréis visitar un país precioso, seguro y relajado, con gente encantadora y paisajes variadísimos, ir a Irán.


































