samedi 19 avril 2014

24 de marzo

La carretera nueva

Nuestra idea era seguir la ruta hasta Khorramabad, una ciudad más al norte a la que se llegaba, según nuestro mapa, por 250 km de una carretera de curvas. Ya habíamos reservado el hotel gracias al muy atento personal del hotel de Andimeshk, y estabamos preparados para una larga ruta, cuando, sorpresa, apareció un cartel de autopista de pago que ponía "Khorramabad, 100 km".
Habían hecho una carretera nueva literalmente a través de la montaña. Pocas veces he visto ruta tan espectacular. Pasamos por valles donde no había nada más que unas pocas casitas de madera y de vez en cuando unas ovejas, y - para Leo - por muchos túneles con carteles de "atención túnel" que había aprendido a reconocer.



Entre Shush y Khorramabad se pasa de una población mayoritarmente árabe a un territorio kurdo aunque oficialmente empieza la provincia de Kordestan mucho más al norte. Se reconocen los kurdos por su traje de pantalones anchos para los hombres y vestidos largos de colores para las mujeres, y por su excepcional amabilidad.

Habíamos previsto llegar casi de noche a Khorramabad, pero con la nueva carretera llegamos justo a la hora de comer. Nos paramos en un restaurante al lado de la carretera. El dueño, emocionado de acoger a unos turistas, llamó a un amigo suyo profesor de inglés que nos invitó a su casa y nos dijo que bajo ningún concepto podíamos seguir nuestro viaje sin pararnos un par de días en Khorramabad. Nos hizo dudar un poco, pero todavía teníamos mucho que ver de Irán y pocos días de alquiler de coche y seguimos con dirección a Kermanshah.

Bisotun - Kermanshah

Por la tarde, llegamos a tiempo para ver lo que quería ver desde el principio: los relieves de Bisotun. Me había impresionado la descripción de la LP, donde se podía leer cómo un teniente británico, en el siglo XIX, se había colgado a la pared para hacer moldes de la inscripciones cuneiformes engravadas en la montaña. Como se suponía que se veía desde la carretera, íbamos con la mirada pegada a la montaña por si veíamos algo. Por fin lo encontramos, y no era del todo tan evidente como pensábamos. Cogimos la mochila para llevar a Irene hasta arriba de la cuesta de donde se debían ver los relieves y ¿qué vimos? un andamio. Estaban en renovación. Sólo se podía ver Farhad Tarash, una pared sin nada donde algún rey quiso poner unas inscripciones pero nunca las puso.

Ante este fracaso y con los niños cansados, nos consolamos con algodón de azúcar.



Nuestro hotel en Kermanshah:
Mosaferkhaneh Nabovat
Madarres St. cerca de Azadi Sq.
Tel. 0831 823 10 18
900'000 riales habitación triple sin desayuno

Es un hotel más bien sencillo, no tiene restaurante pero sí un puesto de té en la entrada. También pudimos aparcar el coche en su aparcamiento medio abierto. Estaba limpio aunque con una instalación eléctrica más que precaria.

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