lundi 7 avril 2014

9 de marzo

Yazd

Nuestra principal actividad en Yazd fue perdernos por las calles del casco antiguo de adobe intentando seguir la ruta propuesta por la LP. Alrededor de la mezquita había algunas tiendas para turistas, lo cual era nuevo para nosotros en este viaje. El resto se pareceía todo a esto:


Aquel día no conseguimos encontrar ninguno de los monumentos que se suponía que había que ver, y por la tarde fuimos a unos columpios. Pero la ciudad no deja de ser muy bonita, y yo me compré unas galletas con mermelada de albaricoque deliciosas.

10 de marzo

Nos habían hablado por allí de unos franceses que estaban aparcados con su autocaravana, y nos los encontramos por la calle. Resultó que no eran franceses, sino franco-germano-rumanos que se dedican a viajar en familia con un camión de UPS reconvertido en autocaravana. Su proyecto es dar a conocer las buenas facetas de Irán a través de su página

www.iranisgreat.com

Nos invitaron a comer, pero antes aprovechamos la mañana para visitar algunos sitios turísticos como el museo del agua donde te explican cómo almacenan y transportan el agua en el desierto, la mezquita y la cárcel de Alejandro Magno, que no es ni una cárcel ni de Alejandro (es una antigua escuela transformada en tienda de recuerdos).


Cuando  llegamos a comer estaba también otra familia, ésta esloveno-danesa, con una niña pequeña y un bebé. Nos preguntamos entonces si las parejas binacionales podrían tener una predisposición genética a viajar a Irán con sus niños. Para los demás fue la primera vez que coincidían con otra familia occidental, para nosotros la segunda y última vez del viaje. Cocinamos una sopa vegetariana, un cambio deseado por nuestros organismos, mientras los niños se arrastraban en el suelo del aparcamiento - se lo pasaron genial, creo.


Nos despedimos a media tarde para ir a nuestro próximo destino, el pequeño pueblo de Fahraj, donde tras dar unas cinco vueltas al pueblo encontramos el

Favardinn Desert Inn
Tel. 0351 838 7712
bien escondido en una callejuela entre el castillo y la torre del teléfono (no hay cartel en inglés)
1'250'000 riales con cena y desayuno

Eramos los únicos clientes del hotel aparte de un australiano que cenó con nosotros. A pesar de que no hablaran nada de inglés conseguí poner la tarta de cumpleaños de Leo en la nevera. Allí, me dice el dueño, "no police" - que me quitase el pañuelo. Fue la única vez que me lo pude quitar en un hotel, aunque en teoría los agentes en civil que controlan la buena moral islámica ya no están autorizados a entrar en hoteles.

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