11 de marzo
Un cumpleaños un poco raro para Leo, no sé si le terminó de gustar pero nosotros los papás nos lo pasamos bien. Por lo menos hubo algunos regalos, tarta y corona.
Empezamos dando una vuelta por Fahraj, que a pesar de ser un pueblo bastante pequeño, tiene un castillo en ruinas
un faro que, como los faros del mar, servía a orientar a los viajeros por el desierto (las pancartas negras indican que alguien se ha muerto recientemente en esta casa)
y unos camellos del señor Ali, el dueño del hotel.
Mientras estábamos dando nuestro paseo, no alcanzó el hijo mayor del señor Ali para invitarnos a su casa. Nos sentamos a tomar té con toda la familia, así que pensamos que es buena hora para sacar la tarta de cumpleaños que habíamos comprado en Yazd. En Irán hay muchas tiendas de chuches y de galletas, pero pastelerías de verdad, con pasteles, no son tan fáciles de encontrar. Que suerte haber dado con esta familia justo aquel día, si no la tarta habría sido muy grande para nosotros cuatro. Además del té sacaron pipas, una pandereta, un équipo de música y su colección de monedas. Leo e Irene, en medio de todo esto, estaban en modo tímido y se escondían detrás de mí.
Por supuesto nos dijeron de quedarnos a comer pero queríamos seguir hasta Meymand, donde se suponía que se podía dormir en unas cuevas reformadas.
Aquel día no encontramos nunca el cruce para Meymand y como se hacía tarde decidimos parar a por un helado y seguir hasta Kerman.
Allí dormimos:
Akharan Hotel
Ayatollah Saduqi St. cerca de Azadi Sq.
1'600'000 riales para una triple con cena y desayuno
el Rey Leo
Un cumpleaños un poco raro para Leo, no sé si le terminó de gustar pero nosotros los papás nos lo pasamos bien. Por lo menos hubo algunos regalos, tarta y corona.
Empezamos dando una vuelta por Fahraj, que a pesar de ser un pueblo bastante pequeño, tiene un castillo en ruinas
un faro que, como los faros del mar, servía a orientar a los viajeros por el desierto (las pancartas negras indican que alguien se ha muerto recientemente en esta casa)
y unos camellos del señor Ali, el dueño del hotel.
Mientras estábamos dando nuestro paseo, no alcanzó el hijo mayor del señor Ali para invitarnos a su casa. Nos sentamos a tomar té con toda la familia, así que pensamos que es buena hora para sacar la tarta de cumpleaños que habíamos comprado en Yazd. En Irán hay muchas tiendas de chuches y de galletas, pero pastelerías de verdad, con pasteles, no son tan fáciles de encontrar. Que suerte haber dado con esta familia justo aquel día, si no la tarta habría sido muy grande para nosotros cuatro. Además del té sacaron pipas, una pandereta, un équipo de música y su colección de monedas. Leo e Irene, en medio de todo esto, estaban en modo tímido y se escondían detrás de mí.
Por supuesto nos dijeron de quedarnos a comer pero queríamos seguir hasta Meymand, donde se suponía que se podía dormir en unas cuevas reformadas.
Aquel día no encontramos nunca el cruce para Meymand y como se hacía tarde decidimos parar a por un helado y seguir hasta Kerman.
Allí dormimos:
Akharan Hotel
Ayatollah Saduqi St. cerca de Azadi Sq.
1'600'000 riales para una triple con cena y desayuno




Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire